jueves, 17 de noviembre de 2011

Víctima y verdugo


Raúl acudía a su cita diaria en un  antro recóndito a las afueras. Allí le esperaba ella. El tiempo se paraba en aquel lugar. Al regresar al hogar: mentiras, reproches y lágrimas…
Sus días transcurrían pendiente del reloj, deseando volver a verla. Todo perdía sentido al estar frente a ella, su matrimonio, sus hijos y su futuro. Nada importaba, nada recordaba.
Las visitas aumentaron hasta  convertirse en una obsesión destructiva. Cegado por una melodía repetitiva e hipnotizado por sus colores. 
Llego al límite y obtuvo el premio: lo perdió todo. Jugó su última moneda antes de saltar al vacío.





2 comentarios:

  1. A veces ell@s son la perdición, haces que vivas una vida a medias en lugar de vivir una vida completa y se puede llegar a la autodestrucción. A pesar de todo suplicamos por que existan ell@s, de las relaciones intensas se sale fortalecido en la vida. Saludos Desde Turaniana.

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  2. Hola Juan. Gracias por tu lectura y comentario. Las obsesiones llevadas al límite nunca acaban bien.
    Un saludo y buen fin de semana.

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